Como una gran paradoja gritada a los cuatro vientos, el Minotauro ha caído en su propia trampa de cacería y destrucción, fue asesinado, y ahora quienes lograron tal hazaña exhiben su cadáver sin miramiento alguno y con la enorme satisfacción de haber hecho justicia y con la misma moneda.

He asesinado al Minotauro

Fue un sangriento encuentro, quizás menos de lo que debió ser, tratándose de una insigne bestia, salvaje por naturaleza, quien solo lograba saciar su hambre con la carne fresca de algún desafortunado ser humano, que por desgracias del destino se atravesó en su andar y terminó siendo el platillo principal de tan anhelado y peculiar festín.Muchas han sido las representaciones artísticas que se han desplegado en referencia al salvaje Minotauro de la mitología griega, propuestas que se han dedicado a mostrar las diversas facetas y etapas de la vida de este icónico personaje mitológico, recientemente la dramaturga, escritora y poeta Miriam Segura presentó su pieza teatral “He asesinado al Minotauro”, creación que lleva el sello distintivo de esta mujer de teatro y que lleva en su haber una prolija cartera de obras y publicaciones literarias.

El sepelio del salvaje se dirige a Madrid

El centro de la ciudad de Madrid fue el epicentro de una presentación teatralizada de “He asesinado al Minotauro”, espectáculo de calle que expuso la crudeza con las que los seres humanos podemos jactarnos de nuestras proezas, incluso cuando estas no sean consideradas justas o correctas, pues con danzas y algarabía un nutrido grupo de personas enmascaradas irrumpió en la calmada capital española, donde fue enaltecida la osamenta del occiso Minotauro, quien probablemente fuera emboscado y sorprendido hasta dar con su muerte.Cuenta la historia de la autora que solo el cráneo de este feroz monstruo lograba un peso de cuatro kilos y la longitud de unos 50 centímetros por asta, cabeza que fue alzada a la vista de todos, invitado a puro pulmón que todos debían conocer la historia tras este famoso personaje mitológico, de esta forma Madrid en pleno fue invadida por las proclamas de estos hombres y mujeres sin rostro que con evidente exaltación anunciaban el final del Minotauro.

El otro rostro del desdichado Minotauro

Las circunstancias lo conducen a un laberinto en la isla de Creta, este intrincado recinto le recuerda lo anciano que se ha vuelto con el pasar de los años, el tiempo de espera anuncia que alguna ofrenda a de llegar, intuye que esta podría ser su última oportunidad de alimentarse, pero también de contar su vida y obra, una historia que jamás ha podido explicar desde su ser.Con esta puesta en escena se pretende además dar un nuevo giro a la conocida historia del Minotauro, pues Miriam Segura como creadora de esta obra de teatro, destaca que pretende mostrar la faceta más lúgubre de Minotauro, pues lo dibuja viejo e ansioso, con evidentes ansias de darnos su versión de los hechos, no sobre la leyenda que han tejido a su alrededor, sino su propia visión, narrada en altisonante primera persona.

Conflicto entre Atenas y Creta

Por si fuera poco, la autora se sumerge de forma magistral en el conflicto geopolítico que se suscitó entre la isla de Creta y la actual capital de Grecia, Segura da un vuelco a lo conocido sobre este tema y le da su asertiva mirada, en una reinterpretación que se suma a la trama del Minotauro y su ya conocido asesinato, haciendo énfasis en su inicio como creación de los dioses y su ascenso como símbolo popular y las circunstancias que lo convirtieron en el ideal motivo de guerra.